martes, 30 de septiembre de 2014

Se veía venir. Tres meses ha durado la redacción del artículo 11.3 de las Leyes de la FIDE. Vamos a recordar dicho artículo:
a. Durante la partida está prohibido que los jugadores hagan uso de cualquier tipo de notas, fuentes de información o consejos; o analizar cualquier partida en otro tablero.
b. Durante la partida, está prohibido que un jugador tenga un teléfono móvil y/u otros medios de comunicación electrónicos en el recinto de juego. Si es evidente que un jugador trajo un dispositivo de este tipo al recinto de juego, perderá la partida. El adversario ganará.
Las bases de un torneo pueden especificar una sanción diferente, menos grave.
El árbitro puede requerir al jugador que permita la inspección de su ropa, bolsos y otros artículos en privado. El árbitro o una persona autorizada por el árbitro deberá inspeccionar al jugador y deberá ser del mismo sexo que éste. Si un jugador se niega a cooperar con estas obligaciones, el árbitro tomará medidas de acuerdo con el artículo 12.9.

Curiosamente, la FIDE no ha tocado para nada este último párrafo, que fue el que gran polémica causó en este mismo blog (aquí) cuando se redactó. Realmente, no creo yo que en tres meses, algún árbitro se haya visto en la tesitura de tener que inspeccionar (o sea, cachear) a ningún jugador porque sospeche que llevaba algún pinganillo o algo parecido.

Sin embargo, el apartado “b” ha suscitado no sólo polémica sino un gran desasosiego en los jugadores y los árbitros. En muchas ocasiones, los árbitros han hecho caso omiso de este artículo (sobre todo en torneos a ritmo rápido) y han permitido que los jugadores estuvieran jugando con el móvil apagado encima de la mesa dando a entender que, de esta manera, el oponente podía ver en todo momento qué uso le daba su rival a dicho dispositivo. En otros, el árbitro ha sancionado al jugador al que le ha sonado el móvil con la pérdida de la partida, directamente. En muy pocos, el árbitro ha adoptado “una sanción diferente, menos grave”.

Pero durante la celebración de la Olimpiada de Tromso se pudo ver la nula efectividad de este artículo. Se instalaron arcos de seguridad por los que debían pasar más de mil personas cada día para detectar los móviles, lo cual hacía que los jugadores llegaran tarde a su partida y perdieran, no por llevar móvil, sino por retraso. El árbitro principal, Takis Nikolopoulos, fue el primero que dijo claramente “esta regla no me gusta pero hay que aplicarla”.

Así que el Comité “anti-trampas” de la FIDE sugirió que las Leyes del Ajedrez fueran modificadas. Y eso mismo hizo al día siguiente la Comisión de Reglamentos. Ahora la redacción del apartado “b” es así:
Durante la partida, está prohibido que un jugador lleve encima un teléfono móvil, medios electrónicos de comunicación o cualquier dispositivo capaz de aconsejar jugadas en el recinto de juego. Sin embargo, las reglas de la competición pueden permitir que dichos dispositivos permanezcan guardados en una bolsa del jugador, siempre que el dispositivo esté completamente desconectado. No se permite que un jugador lleve una bolsa que contenga tal dispositivo sin permiso del árbitro. Si es evidente que un jugador lleva encima un dispositivo de este tipo al recinto de juego, perderá la partida. El adversario ganará.
Es interesante ver cómo no sólo cambia la redacción: ahora se hace énfasis en la expresión “llevar encima” (“carry on their person”) de la misma forma que se lleva escondida un arma. Es decir, está prohibido llevar el dispositivo “solapadamente”. Pero sobre todo, el cambio más drástico es que, si avisas al árbitro que llevas el móvil dentro de una bolsa (bolso, mochila, faltriquera o lo que sea) y está completamente desconectado y el árbitro lo autoriza, no pasa nada.

En mi opinión, hemos mejorado bastante. De todos modos, no se autoriza a que el móvil esté encima de la mesa, sino que debe estar guardado. Yo creo que lo mejor sería que antes de empezar una partida, el jugador enseñe su móvil al contrario, lo guarde en su bolsa (si es posible, con la batería removida) y se empieza la partida sin ningún problema.


No sé si una regla de las leyes del ajedrez ha sido tan efímera. La nueva redacción entra en vigor el 1 de octubre, justo tres meses de que entraran en vigor las nuevas Leyes del Ajedrez.